EL JUICIO MAPUCHE DEL ALMA

Explica Ziley Mora: “El alma, al ser separada del cuerpo, es embarcada en una suerte de balsa con forma de ballena cuyo balsero es la trempillkawe, una anciana de pésimo humor que luego de girar y girar en las oscuras aguas de la muerte, intenta marear y voltear al alma hacia las caóticas profundidades. Si el alma aguanta en la embarcación, si no pierde la consciencia, puede enfrentar la prueba siguiente que es la de saber responder a la gran pregunta:

¿Traes el fuego?

Si lo trae, entonces la anciana lo revisa y lo pasa al otro lado, peaje que hay que pagar además con algunas llankas (monedas de piedra). Si no porta fuego ni llankas, la mujer vieja le castiga arrancándole la visión para la otra vida. Lo interesante de esta anciana, la que personifica el poder justo e impersonal de la naturaleza, fría e insobornable en el Juicio, es que su nombre literalmente significa la circunvalucionadora, la que obliga a dar vueltas hacia arriba, la giradora, la que hace circunvoluciones

El parto al que nos somete la trempillkawe -la que obliga a girar en espiral hacia arriba- debe semejarse al de las circunvoluciones o rotaciones de la cabeza en la vagina de la anterior madre. Si para venir a este mundo la función de la mujer es esencial para guiar al niño a no engañarse con la vida y obligarlo a ir por el camino de la madurez (vivir no es flotar en el cálido líquido amniótico) también resulta esencial para no equivocar el camino en la otra: a través de ella se debe cultivar el fuego propio, poder interno y autoposesión de la conciencia; de lo contrario, giraremos ciegos en los oscuros remolinos del submundo”.

pintura realizada por el artista peruano Pablo Amaringo

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