
Alexander Lowen definió alguna vez a la felicidad como “la consciencia del crecimiento”. Es que no sólo crecer nos conecta con la vida; lo que nos convierte en humanxs es el compromiso que asumimos con esa flecha que se proyecta hacia el futuro. Pienso en esa máxima budista que dice algo parecido: “Ser feliz es colaborar con lo inevitable”. Aquí lo importante es la colaboración, porque crecer, crecemos todes: Nos crecen los huesos, el pelo, los pulmones al inhalar, nos crecen las panzas, las tetas, los pies. No hay mérito humano alguno en permitir que eso suceda porque es tarea de la naturaleza.
De igual forma, no es un logro empezar la primaria; lo que enaltece el espíritu de un niñx no es ser empujado por el sistema a dar un paso más dentro de una serie de convenciones. Lo que enciende la mirada y aviva el fuego interno es saberse acompañadx, sostenidx, porque detrás de esos gestos hay presencia, hay -en el mejor de los casos- tiempo dedicado a elegir, a pensar, hay reflexión en torno a qué tipo de educación desea la familia para esa criatura.
Amar no es algo dado, al menos no es así desde la mirada bioenergética. El amor implica compromiso, deseo, agresividad, elección, fuerza. Ese es el amor de humanxs que nos merecemos y que debemos aprender a cultivar, porque el amor cristalino y puro de los arquetipos es fácil de tocar cuando nos sumergimos en soledad frente a nuestros altares silenciosos, encendemos una vela en casa, nos encerramos en un templo o llevamos la mirada hacia adentro. El amor humano implica sumergirse en la materia (nadie escapa al mundo del karma y la acción, explican los hindúes**); supone elegir, delimitar, arriesgar, darle la mano a un hijx hasta que llega al borde y ahí soltarle para que vuele solx, con sus alas y sobre sus pies, sabiendo que enfrentará nuevos desafíos, con dificultad pero también con confianza, porque en el gesto de acompañar a dar un salto no hay sólo, como dice Lowen, “consciencia del crecimiento” sino una apuesta fuerte por la vida.
*Texto escrito el día en que mi hija Amanda ingresó a la escuela primaria: Lunes 26 de febrero de 2024.
**Palabras de kṛṣṇa a Arjuna en la Bhagavad-gītā: “No creas que apartándose de las obras cesa la actividad del hombre, ni creas que los que renuncian al mundo logran la perfección. Nadie puede permanecer un solo instante sin obrar, pues todos los seres se encuentran sometidos a la incesante actividad de las energías inherentes a la naturaleza primordial. Hay quienes se sientan a meditar pero siguen aferrados a la elucubración y al deseo. Esos hipócritas están extraviados como los demás. Sin embargo, aquel que mediante el yoga de la acción logra serenar su mente y controlar sus inclinaciones, supera a los que permanecen sentados. Cumple por tanto tu karma, pues en este caso es preferible la acción a la inacción. Si te abstuvieses de actuar, tu cuerpo no sobreviviría. Este mundo se encuentra sujeto al karma, los hombres realizan sus actos y asumen sus consecuencias. Si ejecutaran sus obras con el desprendimiento con el que se hace una ofrenda, oh Kaunteya, quedarían libres de toda atadura”.