MACERACION EMOCIONAL

¿Qué es la libertad para mí? No actuar desde el piloto automático. Dejar pasar la ola. Especialmente si la ola me resulta muy, muy familiar. Cuando dejo pasar la ola me estoy abriendo a otro tiempo: El de la maceración emocional. Así lo llamo. Pienso en la alquimia, en la transformación del plomo en oro. Lleva tiempo. Macerar una hierba también. Hay que esperar para que algo nuevo surja de la mezcla entre lo sólido y lo líquido. Cuando espero, algo se me agranda adentro, porque ya no soy solamente el personaje de la desesperada en acción. Está la desesperada y la mujer que observa a la desesperada. Ahora soy dos. Y si la desesperada puede ser observada, ¿de qué está hecha, cuán real es? Mamushkas. Un personaje es observado por otro, y éste último por otro, y así hasta el infinito. Un viaje al centro del ser. Me viene otra imagen: Estoy yendo en un tren a gran velocidad y decido bajarme, salto del vagón, ruedo por la tierra. Me pongo de pie, estoy un poco embarrada y dolorida, el salto me costó, pero encuentro una gran satisfacción en observar la velocidad del tren desde afuera. Y cuando el tren pasa, finalmente, y las vías quedan vacías, puedo ver lo que estaba detrás: El cielo abierto lleno de estrellas. La calma, el tiempo lento para mí, la intimidad del vacío, el silencio, el derecho a no hacer, a descansar de verdad, a dejar pasar; el derecho a detenerme, a bajarme a tiempo, a elegir. 

La obra es de Nigel Van Wieck, pintor británico que recuerda el estilo de Edward Hopper, artista estadounidense reconocido por su habilidad para captar escenas de soledad urbana

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